LOS ELECTRODOS EN DIATERMIA CAPACITIVA Y RESISTIVA

Share

Los electrodos clásicos de diatermia son básicamente dos: el electrodo activo y el electrodo pasivo. Parece existir un acuerdo generalizado en adoptar esta nomenclatura que aunque útil es inexacta, porque ambos electrodos son activos, tanto uno como el otro forman parte de un sistema condensador en el que cada placa se carga alternativamente con una polaridad positiva o negativa que cambia a una frecuencia de entre 0´4 MHZ y 1 MHZ.

El electrodo activo puede ser a su vez de dos tipos: uno que es metálico y tiene una capa aislante recubriendo la superficie del mismo y otro también metálico sin el aislante. En el primer caso existe una corriente inducida por el cambio continuo de polaridad de ambos electrodos o placas y en el segundo, el que no está aislado, hay paso efectivo de la corriente a través del electrodo al interior del cuerpo hacia la placa pasiva, por lo que no podemos hablar de diatermia capacitiva sino de resistiva.

Son dos técnicas muy diferentes, en la diatermia capacitiva se produce un calentamiento en el interior del organismo debido a la fuerza electromotriz producida por las corrientes inducidas y en el caso de la diatermia resistiva realmente se produce un calentamiento debido al paso de la corriente. Pero como está cambiando entre cuatrocientas mil veces y un millón de veces por segundo la polaridad de los electrodos no genera los mismos efectos en el interior del cuerpo, que si fuese una corriente de baja frecuencia y el calentamiento es debido fundamentalmente al efecto Joule, es decir a la resistencia que ofrecen los tejidos a ser atravesados por la corriente eléctrica. ¿Qué tejidos se van a calentar más, pues aquellos que  tienen un bajo porcentaje en agua  y por lo tanto ofrecen una mayor resistencia al paso de la corriente eléctrica: piel, hueso, tendón, ligamento… es decir los tejidos en los que tiene menor afectación la técnica capacitiva.

¿Dónde vamos a notar un efecto más potente, una sensación de calor más intensa? En cierto modo podemos establecer una similitud con las corrientes galvánicas en el sentido de que podemos hacer que se sienta más o menos en un electrodo u otro, en las galvánicas notaremos más el paso de la corriente en el electrodo más pequeño, en la Diatermia capacitiva y resistiva notaremos en forma de calor la acción intensa del electromagnetismo en el territorio cercano a la placa activa.

Así que por un lado tenemos un electrodo muy grande, la placa pasiva o de retorno y un electrodo mucho más pequeño, la mayor sensación de calor se percibirá siempre en la zona  próxima al electrodo de menor superficie. Como sabemos que la zona de acción de la corriente de alta frecuencia es el recorrido  que hay de un electrodo a otro, aplicaremos el de menor diámetro lo más cercano posible al tejido donde queramos producir un mayor efecto. No obstante, en algunas ocasiones se puede llegar a notar una intensa elevación de la temperatura en la zona de contacto de la placa o electrodo más grande, esto no debería suceder, cuando ocurre significa que el contacto con la piel no es el adecuado o hay mucho pelo que produce un efecto aislante, en cuyo caso hay que aplicar un poco de gel para favorecer el contacto o recolocar la placa y ajustar la cincha.

Resumiendo, si queremos actuar en tejidos con gran contenido acuoso tales como el músculo, bolsas serosas, edemas…, utilizaremos la técnica capacitiva y cuando la patología se encuentre en tejidos más superficiales y/o con poco contenido en agua la resistiva: hueso, tendón, aunque en bastantes ocasiones acabamos utilizando una combinación de ambas técnicas, lo cual nos permitirá alcanzar mejores resultados, la explicación es muy sencilla: si tratamos una epicondilitis aplicaremos sobre la zona del tendón entre 5-10 minutos la técnica resistiva y sobre los extensores de la mano la técnica capacitiva, al relajar intensamente la musculatura conseguiremos librar de una carga importante el tendón y aceleraremos la recuperación.

En los orígenes de la Diatermia se trabajaba fundamentalmente con electrodos metálicos, de estaño, plomo, incluso rejillas metálicas envueltas con telas humedecidas, goma, esponja natural, etc., excepto los metálicos el resto ocasionaba problemas por lo que se abandonaron, incluso los electrodos de plomo por si podían inducir saturnismo por el paso de iones al cuerpo humano, aunque no se documentó en ningún caso que ello sucediera. En la actualidad se utiliza acero sanitario.

En lo que respecta a la técnica capacitiva ya existía en la segunda década del siglo XX un electrodo activo de plomo que se incrustaba en un marco de madera y recubría de vidrio para aislar el metal del paciente, también existía lo que se denominaba diatermia general con lecho de condensador, en el que por medio del sistema capacitivo el paciente recibía el tratamiento con diatermia capacitiva tumbado sobre una especie de camilla que contenía los electrodos aislados con ebonita.

Si quieres ampliar información puedes acceder al Aula Virtual de Diatermia desde el siguiente enlace:

http://www.efisioterapia.net/tienda/diatermia/index.php

Categorías:
Compartir:
Subir imagen:

Source: eFisioterapia.net

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Fondo Europeo de Desarrollo Regional